Lo peor, sin embargo, no será bailar ante los clientes habituales del club, sino resistirse a su propietario. Encantador y arrolladoramente sexy, Tyler es uno de esos hombres que consiguen lo que quieren, y la actitud distante de Sloane no hace más que aumentar su interés.
Seducido por la aparente indiferencia de esa hermosa mujer, Tyler se lanza a conquistarla con todas sus armas. Y Sloane pronto comprenderá que es imposible no rendirse a su sonrisa, a sus caricias, a esos besos únicos que hacen que olvide quién es el cazador y quién la presa en un juego cada vez más peligroso para ambos.
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